Introducción
La mayoría de los pacientes con esclerosis múltiple (EM) debutan con un síndrome clínico aislado (SCA). Es importante diferenciar este SCA de otras patologías neurológicas agudas o subagudas y estimar el riesgo de desarrollar una esclerosis múltiple clínicamente definida (EMCD), pues un segundo ataque clínico en un corto período de tiempo se asocia con peor pronóstico a largo plazo.
Desarrollo
Se realizó una revisión bibliográfica con el objetivo de contrastar diferentes variables, tales como la resonancia magnética (RM) y distintos marcadores biofluídicos como las bandas oligoclonales IgG (BOC), bandas oligoclonales IgM (BOCM), bandas oligoclonales IgM lípido específicas (BOCM-LE), índice de cadenas ligeras libres Kappa (κ index) mediante la determinación de las cadenas ligeras libres kappa en líquido cefalorraquídeo (LCR), neurofilamentos de cadenas ligeras en LCR (NfLL) y suero (NfLS) y la proteína chitinasa 3-like 1 (CHI3L1) en LCR (CHI3L1L) y suero (CHI3L1S), con el objetivo de mejorar la precisión diagnóstica y predecir los riesgos de un segundo ataque clínico tras un SCA.
Conclusión
Unas BOC positivas junto con la identificación de lesiones por RM, reducirán el tiempo de diagnóstico y nos indicarán que la mayoría de los pacientes con SCA evolucionarán a EM. Un κ index > 10,6 y una concentración de NfLL > 1.150 ng/L, nos muestran que los SCA tienen más probabilidades de convertirse en EM durante el primer año (40/50%). El 90% de los pacientes con SCA y niveles de CHI3L1S > 33 ng/mL, y el 100% con presencia BOCM-LE se transforman en EM durante el primer año.