Los trastornos del espectro autista (TEA) se definen por déficits significativos y persistentes en dos dominios principales: a) interacción y comunicación social y b) comportamientos restrictivos, repetitivos. Representan un desafío epidemiológico a nivel mundial, dado el aumento de su prevalencia y por corresponder a una condición que compromete al paciente y a sus familias en forma permanente, con impactos tanto económico como en calidad de vida significativos. La presentación clínica en la infancia, la variabilidad interindividual determinada por la heterogeneidad en la presentación clínica, genética y patogénica, han obstaculizado el desarrollo de ensayos clínicos y posterior validación de fármacos específicos para los síntomas centrales de la condición, por una serie de dificultades metodológicas. Las demandas de atención y tratamiento se modifican en forma dinámica con el desarrollo, presencia de comorbilidades y exigencias adaptativas ambientales (escolares, relacionales y laborales), esto requiere estrategias de tratamiento específicas, con un perfil de bajo riesgo en uso a largo plazo y buena tolerancia en todas las edades. A la revisión de la literatura actual, los fármacos autorizados por la FDA siguen siendo sólo dos (risperidona y aripiprazol) para síntomas de irritabilidad y síntomas conductuales. Revisaremos algunos fármacos de uso habitual en pacientes TEA, algunas comorbilidades frecuentes, propuestas emergentes de terapia disponibles y obstáculos para el desarrollo de tratamientos farmacológicos.