Las sucesivas crisis socioeconómicas, el cambio climático y su influencia en la sostenibilidad están dando lugar a una gran transformación en la industria alimentaria que intenta desarrollarse y ser más flexible y rentable, en definitiva, más competitiva; por lo que la prevención, detección y eliminación de todo tipo de riesgos y otras variables que afecten a la seguridad y calidad de sus productos es absolutamente prioritaria. Riesgos biológicos, químicos, físicos, alergénicos y fraudulentos obligan a la industria a realizar una adaptación constante de sus sistemas de análisis y control. A estos se suman, la posible pérdida de calidad durante el proceso productivo, además de otros parámetros como las propiedades nutricionales y dietéticas, vida útil de los productos, etc.