La medicina ha evolucionado en positivo a lo largo de mi vida profesional. Es actualmente más resolutiva y respetuosa y menos invasiva que hace unas décadas. La prueba de ello es que la esperanza de vida ha aumentado y la salud general de la población es claramente mejor. No obstante, parece que hay cierta discordancia entre estos datos objetivos y la autopercepción de la salud por parte de una buena parte de la población. Se apuntan diversas posibles causas, entre las que destaca la progresiva tecnificación de la medicina a costa, frecuentemente, de una pérdida de valores humanísticos de la profesión. A partir de estas premisas se reflexiona acerca de posibles acciones encaminadas a paliar este problema.