
En España, la explosión demográfica se retrasó una década. El estallido de nacimientos del baby boom que acompañó el final de la II Guerra Mundial en el mundo desarrollado, pilló a España aún sumida en el pozo de la posguerra civil. No fue hasta una década después, a mediados de los 50, cuando España se sumó a esta fiesta demográfica, que traía al mundo casi 700.000 niños cada año -el doble que ahora, con diez millones menos de población- y comenzaba a prolongar la esperanza de vida a todas las edades. Una cosecha infantil que, a cambio, aquí, se prolongó hasta mediados de los 80, mientras declinaba en el resto del mundo.