En este trabajo se describen los factores que han propiciado la expansión de las prácticas de bajo valor (PBV) junto con las principales iniciativas para revertirlas. El artículo destaca las estrategias que han demostrado ser más útiles a lo largo de los años, desde la adecuación de la práctica clínica a las recomendaciones “no hacer”, pasando por la prevención cuaternaria y el abordaje de los riesgos asociados al intervencionismo. Revertir las PBV requiere un proceso planificado con un enfoque multifactorial que involucre a los diferentes agentes implicados. Además ha de tener en cuenta las barreras que dificultan la desimplementación de las PBV e incorpore las herramientas que facilitan la adherencia a las recomendaciones “no hacer”. El papel del médico de familia es especialmente relevante en la prevención, detección y desimplementación de las PBV, por su carácter coordinador e integrador de la atención que reciben los pacientes, y porque en el primer nivel asistencial se gestionan y resuelven la mayor parte de las demandas asistenciales.