El prurigo crónico es una entidad con una apariencia clínica común pero que puede ser secundaria a un gran número de patologías. Históricamente ha sido una enfermedad no bien definida y con escasas terapias disponibles, por lo que su manejo es muy complejo. Clínicamente se caracteriza por lesiones escoriadas e hiperqueratósicas en el contexto de un paciente con prurito crónico. Ante la sospecha de un prurigo crónico, es fundamental realizar un buen diagnóstico diferencial e identificar todas sus posibles causas. En los últimos años se han producido importantes avances con la aparición de nuevos criterios diagnósticos y con el desarrollo de nuevos fármacos. Un mayor conocimiento de esta patología redundará en el beneficio de unos pacientes que hasta el momento carecen de un tratamiento claramente efectivo.