“Mejorar y fomentar la transición ecológica orientando a los consumidores en la elección de alimentos”, este es el propósito del Proyecto ECO Food Choice, que culminará en mayo de 2028 y que reúne a 8 socios europeos de España, Alemania y Holanda, con investigadores y empresas expertas en sus campos: producción agrícola, análisis de datos, ciencias del consumidor, etc. La meta, poco a poco, está más cerca: una ecoetiqueta colectiva en la Unión Europea para todo tipo de alimentos.Ralph Rosenbaum, jefe del Programa Sostenibilidad en Biosistemas del IRTA explicó durante su intervención en el congreso internacional LCA Food 2024, que el propósito es tratar de lograr un “consenso con los estados y las empresas” para cumplir así el plazo de la UE, fijado en el año 2028. Los diferentes países están siguiendo distintas estrategias de implementación, como es el caso de Francia, donde “está previsto que sea obligatorio desde 2026”, mientras que en Bélgica “una gran cadena de supermercados ya tiene implantadas estas etiquetas”, entre otros ejemplos expuestos por Rosenbaum. El experto señala que en los trabajos que está llevando a cabo el citado proyecto, que decidirá cómo se implanta esta ecoetiqueta en nuestro país, “estamos teniendo en cuenta los diferentes impactos que la producción alimentaria tiene en el cambio climático”.Según explican desde el IRTA, como líder del paquete de trabajo dos (WP2) en ECO Food Choice en España, este proyecto “toma como punto de partida la experiencia francesa, al tiempo que la cuestiona”, y se marca entre sus objetivos: crear las condiciones en Europa para el desarrollo de un etiquetado medioambiental armonizado en los productos alimenticios; dotar a Europa de un sistema de etiquetado medioambiental operativo y apoyado colectivamente para 2028, y posibilitar el cambio de los hábitos de consumo alimenticio europeos hacia una dieta más sostenible y más saludable.El paquete de trabajo dos (WP2), liderado por IRTA, pretende desarrollar un nuevo conjunto de datos y una metodología armonizada de inventario del ciclo de vida. Sus principales metas buscan armonizar la metodología para el modelado del inventario del ciclo de vida (ICV) (por ejemplo, límites del sistema, FU, asignación, modelos de emisión, reciclaje/circularidad, datos primarios, …) y algunos aspectos de evaluación del impacto del ciclo de vida. Además, se encarga de elaborar directrices para crear bases de datos nacionales de ICV compatibles para el etiquetado ecológico de los productos alimenticios, así como desarrollar pautas sobre cómo adaptar a nivel nacional los datos de otros países o regiones.El desarrollo de una ecoetiqueta europea se encuadra en el nuevo marco legislativo en el que se han aprobado múltiples normas en torno a la sostenibilidad, como han sido la Ley de Envases y Residuos de Envases Reglamento (UE) 2024/1781 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 13 de junio de 2024, por el que se instaura un marco para el establecimiento de requisitos de diseño ecológico aplicables a los productos sostenibles.Esta última, señala en el apartado 48 de sus consideraciones que “es necesario proteger a los consumidores frente a información engañosa que pueda interferir en la elección, por su parte, de unos productos más sostenibles. Por este motivo, se debe prohibir la introducción en el mercado o la puesta en servicio de productos que estén provistos o vayan acompañados de etiquetas que puedan inducir a error o confundir a los clientes”. Y añade que “la etiqueta ecológica de la UE y otras etiquetas ecológicas EN ISO 14024 de tipo I reconocidas oficialmente en el ámbito nacional o regional no han de considerarse etiquetas que inducen a error o confunden, siempre que los criterios desarrollados en el marco de esos sistemas de etiquetado sean al menos tan estrictos como los requisitos de diseño ecológico”.Ya en el encuentro ‘Retos y oportunidades de los envases alimentarios en la economía circular’, organizado en Madrid por los salones Sial París y All4Pack Emballage, a los que asistió Dulces Noticias, Desamparados Embuena, Business Developer sector Packaging de Aimplas, Instituto Tecnológico del Plástico, hizo referencia al “tsunami legislativo en el sector”, con nuevas normativas como la Ley de Envases y Residuos de Envases, el Reglamento de Ecodiseño y el Pasaporte Digital de Producto (DPP), establecido como requisito para que la comercialización de ciertos productos en la Unión Europea sea más sostenible; la Directiva contra el Greenwashing o lucha contra el blanqueo ecológico, o el Reglamento 2023/2055, que restringe las micropartículas de polímeros sintéticos con el fin de reducir las emisiones de microplásticos en los productos.Embuena enumeró algunos de los aspectos clave en el nuevo escenario regulatorio, en el que “todos los envases de la UE deberán ser reciclables en 2030”, con los países de la UE teniendo que reducir el volumen de residuos de envases per cápita un 5% en 2030, un 10% en 2035 y un 15% en 2040. Sobre el etiquetado ecológico, incidió en que “los envases deberán incluir obligatoriamente etiquetas que indiquen la composición del material, instrucciones de separación de residuos armonizadas en la UE e instrucciones de reutilización, si procede”.Igualmente, se establecen objetivos de “reutilización y obligaciones de rellenado para varios tipos de envases (alimentos y bebidas, agrupados, transporte y comercio electrónico)”. En lo que a packaging compostable se refiere, la legislación indica que “a partir de 3 años después de la entrada en vigor del Reglamento, los embalajes compostables serán obligatorios para bolsitas y cápsulas de té y café”, y habrá “etiquetas adhesivas pegadas a frutas y hortalizas”.Cabe recordar que el Gobierno de España lleva tiempo trabajando en la Estrategia Nacional de Alimentación (ENA), que, según ha declarado el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, “comenzará a andar en las próximas semanas”. Tal y como explicó, la ENA será “un referente para la nueva Comisión Europea”, recalcando la necesidad de “realizar propuestas” y “fijar una posición en lugar de esperar a las decisiones finales que se tomen en Bruselas”.Planas puso el foco en “asegurar el abastecimiento alimentario y la sostenibilidad como dos de los retos a los que se enfrenta el sector”. La meta, ha afirmado, es “alcanzar una autonomía estratégica abierta en el ámbito de la Unión Europea, y para ello hay que tener en cuenta elementos de incertidumbre, como el cambio climático o la situación geopolítica actual e intentar darles respuesta con un sistema agroalimentario más fuerte”.El ministro subrayó igualmente la importancia de la ENA a corto plazo dentro del Gobierno: “La Estrategia Nacional de Alimentación es una prioridad y servirá de base para la formulación de políticas públicas en el ámbito agroalimentario, estableciendo las directrices para abordar los desafíos relacionados con la alimentación, la seguridad alimentaria, la sostenibilidad, la producción de alimentos y la nutrición”.