El olivo, la vid y el trigo son considerados los tres pilares fundamentales de la dieta mediterránea, que toman forma en el aceite, el vino y el pan y sus derivados. Una dieta de reconocimiento internacional, como patrimonio inmaterial de la humanidad, “que forma parte del legado cultural, histórico, social, territorial y medioambiental desde hace siglos, estando desde siempre vinculada al estilo de vida de los pueblos mediterráneos”.