La disección aórtica aguda (DAA) es una emergencia cardiovascular con una mortalidad operatoria hasta del 30%. Se estima que cerca del 80% de los pacientes mueren antes de llegar a un hospital, y la mortalidad sin intervención quirúrgica alcanza el 60%. La optimización de estos resultados depende de un trabajo mancomunado entre los equipos médicos de los departamentos de urgencias y centros de referencia que cuenten con equipos multidisciplinarios expertos en el manejo de la aorta y la disección aguda.
La disección se produce por un desgarro en la íntima de la aorta que permite el flujo de sangre a través de las capas de la aorta, extendiéndose de manera anterógrada y retrograda con el consecuente compromiso de los vasos secundarios. El diagnóstico temprano y certero depende de un alto grado de sospecha clínica en asociación con algoritmos para la utilización de exámenes invasivos y no invasivos que permitan establecer el diagnóstico definitivo. Los dos sistemas de clasificación de la DAA más utilizados son la de DeBakey y la de Stanford. De acuerdo con ellos, se define el manejo médico inicial, el cual busca controlar el dolor, la presión arterial y la frecuencia cardíaca, con el fin de frenar la progresión de la disección, mientras el paciente es trasladado a un centro de referencia o sometida a una intervención quirúrgica definitiva.
Este artículo provee una revisión del enfoque diagnóstico y principios terapéuticos de la disección aórtica para médicos, enfermeras y estudiantes.