La morbilidad asociada al consumo de alcohol incluye patología digestiva, psiquiátrica, neurológica, infecciosa, cáncer de diversos tipos, enfermedades cardiovasculares, lesiones intencionales, no intencionales, patología social y problemas familiares. Las evidencias más recientes no indican que el consumo «moderado» sea beneficioso para la salud. Por lo tanto, debe enfatizarse más bien la idea de evitar los consumos de riego y transmitir a los pacientes que lo más beneficioso para la salud sería no consumir alcohol o hacerlo en dosis de bajo riesgo. El instrumento más adecuado de cribado es el AUDIT-C. Las bases de la intervención breve consisten en estrategias cognitivo-conductuales y motivacionales. Hay que dar una información positiva sobre los beneficios de la moderación e informar sobre el peligro de la ingesta de alcohol. En fases precoces de la dependencia se contempla la oferta de tratamiento farmacológico de desintoxicación, deshabituación y seguimiento. Los casos más graves requieren coordinación con los servicios de adicciones. En España se ha podido comprobar que la intervención breve es efectiva y que disminuye el consumo 100 gramos de alcohol a la semana. Las estrategias comunitarias son el marco normativo adecuado para lograr los mejores resultados de la intervención breve. Estas deberán ir encaminadas a reducir la oferta y la disponibilidad para el consumo, mediante la adopción de medidas legislativas, de manera que se limite tanto la accesibilidad económica como la física. Por otra parte, habrá que implementar medidas para disminuir la demanda del alcohol mediante la educación para la salud a determinados grupos de riesgo.