La transformación digital es una realidad. Afecta a los procesos de las organizaciones y también desarrolla servicios para los usuarios. Esta innovación debe seguir las directrices de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para todas las personas, en todas las partes del mundo. Tener en cuenta los determinantes sociales de salud (DSS) y considerar los nuevos determinantes digitales en salud (DDS) es básico. También lo es disponer de una legislación adecuada y dotar a las infraestructuras necesarias. La tecnología permite un mejor autocuidado y participación en la toma de decisiones. Por ello, es necesario disminuir la brecha digital y la mejor forma de hacerlo consiste en contar con los ciudadanos, las comunidades, las entidades y los profesionales en el diseño de soluciones. Las campañas nacionales y supranacionales deben desarrollar planes y estrategias comunes. Esto conlleva unas necesidades de formación y creación de programas para profesionales y usuarios, que deberían contemplar sus necesidades y remarcar la importancia de incorporar conocimientos digitales.