La viruela del mono (MPOX) es una zoonosis vírica endémica en países de África occidental o central que esporádicamente se exporta a otras regiones. En mayo del 2022, comenzó a ocurrir un brote mundial de viruela MPOX en varias naciones de Europa y Norteamérica. La mayoría de los casos notificados se identificaron a nivel ambulatorio y afectaron principalmente a hombres que tienen sexo con hombres (HSH). El contagio es por contacto estrecho con lesiones, líquidos corporales, secreciones respiratorias o con material contaminado, de persona o animal infectado. El cuadro clínico es similar a la viruela humana, con menor gravedad. Predomina la afectación cutánea leve y autolimitada tras dos a cuatro semanas. En HSH aparecen lesiones cutáneas atípicas debido a la manera de contagio. En ciertos grupos de riesgo pueden presentarse formas graves o complicaciones. La tasa de letalidad es de 3 a 6% según el clado responsable. El diagnóstico de sospecha se confirma con la detección del virus, a partir de exudados de las lesiones o costras, con técnicas de amplificación de ácidos nucleicos mediante reacción en cadena de la polimerasa (PCR) convencional o en tiempo real. El manejo clínico en la mayoría de los casos se realiza desde atención primaria (AP), mediante el control de los principales síntomas. Entre 5 a 10% requieren un manejo hospitalario y existen algunas opciones de tratamiento antiviral específico. Las vacunas frente a la viruela humana protegen contra la MPOX y se utilizan como profilaxis pre y posexposición a personas de riesgo. Las medidas para reducir la exposición al virus, es la principal estrategia de prevención de la MPOX. Además, el papel del médico de familia es clave para controlar la propagación del virus de la MPOX mediante la vigilancia activa y el diagnóstico temprano de la enfermedad.