Las cicatrices por quemadura suponen una elevada morbilidad en forma de contracturas, desfiguración corporal y prurito, así como un elevado impacto emocional que disminuye la calidad de vida de estos pacientes. Los dispositivos láser se han mostrado eficaces para su tratamiento, por encima de los tratamientos tópicos y complementarios a la cirugía, sin generar tanta morbilidad. Sin embargo, su uso en los departamentos de dermatología hospitalarios todavía está poco extendido. El láser más utilizado es el láser CO2 para tratar el grosor de la cicatriz, alteraciones texturales, y la posible contractura asociada, restaurando la movilidad de estos pacientes cuando se encuentra alterada. El láser de colorante pulsado es especialmente útil ante las cicatrices de quemaduras recientes con componente eritematoso y para prevenir el desarrollo de cicatrices hipertróficas posteriores. La hiperpigmentación puede mejorar con láseres de pigmento en modalidades de pulso corto (nano- y picosegundos). Revisamos la evidencia de estos dispositivos para el tratamiento de las cicatrices por quemaduras y aportamos una propuesta de algoritmo terapéutico.