El sueño es fundamental para una serie de funciones corporales, incluyendo el metabolismo de radicales libres, secreción hormonal y fijación de la memoria. Existen evidencias crecientes de que la simple restricción en el número de horas de sueño puede ser perjudicial para el sistema cardiovascular. Por ejemplo, estudios de cohorte sugieren que dormir menos de 5 horas/noche puede aumentar el riesgo de desarrollar hipertensión arterial sistémica (HAS), infarto agudo del miocardio (IAM) y accidente vascular cerebral (AVC). Otro creciente foco de interés en la medicina actual son los trastornos respiratorios del sueño. En este artículo, nos enfocaremos a los trastornos respiratorios del sueño de mayor interés para el cardiólogo, el síndrome apnea obstructiva del sueño (SAOS) y la apnea central asociada a la respiración de Cheyne-Stokes. Además de extremadamente comunes, existen evidencias de que estos trastornos respiratorios del sueño, una vez presentes, pueden contribuir al desarrollo o empeoramiento de las enfermedades cardiovasculares.