Se discuten las nuevas técnicas disponibles para complementar la evaluación de la densidad ósea convencional (DMO) efectuada con densitometría ósea radiológica (DXA), y orientadas a evaluar la calidad ósea y estimar el riego de fractura osteoporótica, permitiendo una mejor estimación clínica de la salud ósea, la instalación precoz y selectiva de terapia dirigida y controlar su evolución.
Complementarias a un estudio DXA convencional, y plenamente validadas, se dispone de herramientas de estimación de riesgo de fractura a 10 años, tomando en cuenta los factores de riesgo más conocidos (FRAX) y el análisis de textura trabecular (TBS). El análisis geométrico estructural de cadera (HSA) aunque disponible, no está aún validado clínicamente.
Aparte de DXA, cuyas limitaciones son, entre otras, que entregan una dosis de radiación ionizante (muy baja), analizan un área de hueso más que un volumen y que no diferencian entre hueso cortical y trabecular, se encuentran las imágenes radiológicas cuantitativas, como tomografía computada (QCT) y tomografía computada periférica de alta resolución (HR-pQCT) que también irradian al paciente (dosis mayores). Las técnicas sin radiación como ultrasonido cuantitativo (QUS), radiofrecuencia por ultrasonido (REMS) y resonancia magnética cuantitativa (QMRI), en mayor o menor medida aportan un análisis tridimensional o volumétrico, de alta resolución, permitiendo diferenciar entre hueso cortical y trabecular y aumentando la especificidad del diagnóstico. La principal limitación de estas nuevas tecnologías es su alto costo, poca disponibilidad y, en algunos casos, falta de validación clínica en grandes poblaciones. La incorporación de inteligencia artificial a estas técnicas revolucionará el análisis e interpretación de imágenes y la automatización de procesos.
