La IA puede resolver infinidad de problemas, pero ¿puede hacerlo de forma responsable? Las herramientas de IA son algoritmos que tienen detrás unas enormes bases de datos, a partir de las cuales crean nuevo contenido, mientras que la mente humana es capaz de crear desde cero. Es decir, los algoritmos utilizan contenidos existentes para crear un nuevo contenido.
El conflicto se plantea cuando el algoritmo utiliza contenidos preexistentes sin un papel humano relevante en el proceso creativo. No hay que olvidar que, para que se conceda un derecho de autor sobre una obra, es necesario que se cumplan dos requisitos: que sea original y que sea creada por un ser humano. Por eso las creaciones de animales o de máquinas no están protegidas por derechos de autor.
Para regular la IA se está trabajando en la UE y en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual. Pero siempre se necesita autoría humana. El quid de la cuestión está en el papel relevante humano en la creación, aunque se asista por una máquina.
En este sentido, el Parlamento Europeo aprobó, el pasado 14 de junio, su propuesta al reglamento en materia de inteligencia artificial (IA), que se terminará de definir a lo largo de los próximos meses.