En la evaluación dermatoscópica del carcinoma epidermoide y sus precursores diferenciaremos entre criterios relacionados con la queratina, criterios vasculares y criterios relacionados con el pigmento. Las queratosis actínicas no pigmentadas se caracterizan por el denominado “patrón en fresa”. Las queratosis actínicas pigmentadas presentan un gran solapamiento con el léntigo maligno, pero la presencia de escamas pigmentadas, el eritema y los folículos prominentes favorecen su diagnóstico. La enfermedad de Bowen se caracteriza por la presencia de agregados de vasos glomerulares y escamas blanco-amarillentas, así como por puntos marrones o grises dispuestos en líneas en su variante pigmentada. Por último, la dermatoscopia puede permitirnos la detección del carcinoma epidermoide invasivo en sus fases incipientes y diferenciarlo de sus precursores. Además, este variará en su presentación en función del grado de diferenciación, predominando los criterios asociados a la queratina en tumores bien diferenciados, mientras que en tumores mal diferenciados predominará un patrón vascular atípico.