La administración de fármacos mediante inhalación se ha consolidado como la principal vía de administración para tratar enfermedades pulmonares obstructivas. En este contexto, el depósito eficiente de las partículas de medicamento en la vía aérea desempeña un papel fundamental en la eficacia del tratamiento inhalado, ofreciendo beneficios superiores en términos de rapidez y reducción de efectos sistémicos en comparación con otras vías de administración.
Es crucial asegurar que una cantidad suficiente de medicamento alcance más allá de la zona orofaríngea para garantizar la efectividad terapéutica. Dentro de los dispositivos disponibles para esta forma de administración, los inhaladores de dosis medida presurizados (pMDI) y los inhaladores de polvo seco (DPI) son los más utilizados. Cabe mencionar que, en esta revisión, no se abordan los dispositivos de nebulización.
Aunque la diversidad de opciones terapéuticas es beneficiosa, la disponibilidad de distintos dispositivos puede generar cierta complejidad al momento de instruir a los pacientes sobre su correcta utilización. Por consiguiente, resulta vital que los pacientes sigan de forma precisa la técnica de inhalación recomendada. Los errores en el manejo del dispositivo pueden llevar a una distribución inadecuada del fármaco, lo que reducirá la dosis efectiva y comprometerá la eficacia del tratamiento. En esta revisión se presentan explicaciones detalladas del mecanismo de acción de estos dispositivos, así como instrucciones prácticas para el personal encargado del cuidado del paciente. Se enfatiza la importancia de una correcta técnica de inhalación para maximizar la eficacia del tratamiento y garantizar un uso óptimo del fármaco.