Los tumores secretores de catecolaminas derivan de la médula adrenal o de los ganglios del sistema nervioso autónomo, y se conocen, respectivamente, como feocromocitomas y paragangliomas. A pesar de que las manifestaciones clínicas son similares, su diferenciación es importante por la posibilidad de formar parte de un síndrome endocrino hereditario y el diferente pronóstico.