Debido a las particularidades anatómicas clínicas e histológicas del aparato ungueal, y a las dificultades inherentes a la obtención y procesado de las biopsias ungueales, el estudio de las lesiones melanocíticas subungueales no suele ser una tarea sencilla. Además, en el caso de las lesiones melanocíticas subungueales de la edad pediátrica, hay que añadir las peculiaridades de las características clínicas y epidemiológicas propias de esta edad. En la infancia, muchos de los signos clínicos que son considerados de alarma en el adulto no han demostrado tener la misma validez, y no existe un claro consenso respecto a cuándo realizar una biopsia ungueal para descartar patología melanocítica maligna. Esto, unido al carácter excepcional del melanoma subungueal pediátrico, hacen que en la mayoría de los casos se recomiende exclusivamente la observación y el seguimiento. Por otro lado, las lesiones melanocíticas subungueales pediátricas pueden mostrar características histopatológicas atípicas, sin que ello implique un comportamiento clínico agresivo. El melanoma subungueal es una entidad excepcional, con solo 21 casos descritos hasta la fecha. Cabe destacar que ninguno de los casos de melanoma subungueal pediátrico descritos hasta la fecha presentó afectación metastásica visceral, ni tampoco ocasionó la muerte del paciente, y que el diagnóstico es controvertido en muchos de ellos. Por todo ello, y teniendo en cuenta la significativa mayor frecuencia de lesiones melanocíticas benignas subyacentes a melanoniquias longitudinales en la edad pediátrica, así como las peculiaridades clínicas de las mismas, el manejo de estas lesiones debe ser diferente al de las melanoniquias del adulto, siendo la observación la actitud más adecuada en la gran mayoría de los casos.