La hidroxicloroquina es un antimalárico con acción inmunomoduladora, antiinflamatoria, antibacteriana y antiviral. Posee un buen perfil de seguridad y puede ser utilizada en niños, en mujeres embarazadas o durante la lactancia, y no produce inmunosupresión. La retinopatía es uno de sus efectos adversos más temidos y requiere controles regulares. La hidroxicloroquina es un fármaco esencial en dermatología, utilizado ampliamente con buenas tasas de respuesta clínica tanto como un tratamiento de primera línea en el lupus eritematoso, como en múltiples dermatosis autoinmunes/inflamatorias como liquen plano, erupción polimorfa lumínica, porfiria cutánea tarda, granuloma anular y sarcoidosis, entre otras. Durante el año 2020 fue prescrita a gran escala como profilaxis y tratamiento de la infección producida por el coronavirus SARS-CoV-2 (COVID-19). El aumento de la utilización de hidroxicloroquina produjo serias dificultades para su obtención e incluso desabastecimiento. En metaanálisis recientes se ha concluido que la hidroxicloroquina no es efectiva para el tratamiento de esta patología y se desaconseja su prescripción.