La comisurotomía mitral cerrada dio inicio a la cirugía cardíaca. Posteriormente, el reemplazo mitral protésico se impuso como el procedimiento de elección para la valvulopatía mitral. Sin embargo, las complicaciones tromboembólicas de las prótesis mecánicas y la limitada durabilidad de las bioprótesis se hicieron rápidamente evidentes. La introducción de la reparación mitral por Carpentier, basada en un análisis valvular, una triada fisiopatológica, una clasificación funcional de la insuficiencia mitral y el desarrollo de técnicas quirúrgicas específicas para cada tipo de lesión valvular mitral, hicieron que la reparación mitral pasara a ser el procedimiento de elección para la corrección quirúrgica de la insuficiencia mitral. El desarrollo de la ecocardiografía, en especial transesofágica, le dio un impulso adicional. Esto a su vez permitió distinguir dos tipos principales de insuficiencia mitral: primaria o valvular y secundaria o ventricular, haciéndose evidente que los resultados quirúrgicos eran muy disímiles, mejores en la primera y peores en la segunda. La insuficiencia mitral primaria a su vez reconoce principalmente dos tipos anatomopatológicos: la enfermedad de Barlow, propia del paciente joven, y la deficiencia fibroelástica, del adulto mayor. La insuficiencia mitral secundaria tiene como principal causa la isquemia miocárdica, lo que determina su pronóstico.