La crianza cooperativa y en especial la participación paterna en los cuidados de los hijos desde etapas tempranas, ha sido un factor decisivo en la filogenia de nuestra especie, y considerado una de las adaptaciones importantes en la separación evolutiva con el resto de los primates, la neotenia. Esto permitió un desarrollo cerebral acelerado, en recién nacidos poco autónomos y altamente dependientes de sus padres, lo que se conoce como “desarrollo altricial”. Este es un modelo frecuente en aves, con una alta participación del padre (90%), pero escaso en mamíferos (10%). El objetivo de esta revisión es presentar evidencias acerca de la existencia de mecanismos neuroendocrinos y neurológicos que condicionen ancestralmente esta conducta en padres humanos. La literatura revisada que incluye estudios en humanos, animales y paleoantropológicos, sugiere que en la filogenia de nuestra especie se han sucedido cambios neuroendocrinos y cerebrales que han contribuido a la adquisición de conductas de “paternalidad”, decisivos para la sobrevivencia y posiblemente adaptativos hasta los tiempos actuales.